Ayer volví a encontrar una variante de la frase a la que hacía referencia en
esta entrada en la boca de Metro Alfonso XIII de Madrid, y esta vez sí acerté a sacarle una foto. Los terroristas existenciales siguen empeñados en hacernos pensar, y como
no hay botón de apagado en el cerebro por ahora, algunos tratamos de contestar preguntas como esa.
Y fundamentalmente, a eso me he dedicado en este largo período en el que les he tenido abandonados, amables lectores, en caso de que quede alguno por ahí. A tratar de contestar esa pregunta, a enfrentarme con las implicaciones de la respuesta, y a trazar planes para el futuro. Los espejos no siempre te devuelven la imagen que quieres, pero poco a poco voy viendo algo que se ajusta más que lo anterior a lo que creo que debería ser. No mejor quizá, pero sí más honesto.
Sabiendo que abuso un poco, pido un poquito más de paciencia. Dentro de poco volveré del todo, y esta vez espero quedarme mucho más tiempo, y sobre todo, ser más yo.